defensa de la Fe

Llegara el día en el que en lugar de Pastores alimentando a las ovejas, habrá payasos entreteniendo a las cabras.
Recuerde esto: Cualquier enseñanza que no se encuadre con lo que dicen las Escrituras debe de ser desechada, aunque haga llover milagros todos los días

jueves, 15 de noviembre de 2007

Los peligros de la pornografía

Oscar Naranjo
En cada encuentro, campamento, conferencia, en especial juvenil, donde tengo que entregar la Palabra, uno de los temas que surge como gran preocupación de nuestra juventud, es el ataque que reciben del mundo con la pornografía. Creo que este tema no solo es para los jóvenes y adolescentes, sino es un tema que nos debe llamar la atención a los de todas las edades. Los hogares cristianos están siendo invadidos por lo medios de comunicación (radio, televisión, prensa escrita y ahora último Internet), en particular las revistas, las películas, los videos y la televisión son las que promueven la desnudez y las actividades sexuales ilícitas a una velocidad alarmante; se jactan de que las imágenes y los relatos se harán cada vez más explícitos en los meses siguientes, en la "cultura" (ropa, música, "arte", bailes), en el lenguaje y la forma de divertirse.El efecto de la pornografía es negativo sobre el concepto que el varón tiene de las mujeres y del lugar que ocupa el sexo en la relación de hombre-mujer es devastador, incluso en opinión de muchos científicos seculares. La pornografía motiva las fantasías, permitiendo que los hombres conviertan mentalmente a las mujeres solo en "carne" y sin sentimientos y viceversa.La pornografía degrada a las mujeres y hoy en día al hombre de igual forma; mostrar cómo las mujeres son seducidas, desnudadas y tratadas como animales constituye un repugnante ataque contra su dignidad. Jesús elevó el papel y la dignidad de las mujeres, de modo que los cristianos sienten repulsión cuando se atenta contra su dignidad en los materiales pornográficos. Hoy en día es común ver a chicos y chicas de igual forma consumir material pornográfico, en especial por Internet. Siempre les digo a los hermanos en las charlas sobre este tema que las imágenes pornográficas que vemos nos llevaran a querer ver mas, y estas imágenes se van grabando en nuestras mentes y vuelven a nosotros como flash, repitiéndose una y otra vez y no dejando nuestra vida en paz.Por otro lado la pornografía es una ayuda para la masturbación. Lo único que el afectado tiene en su mente son imágenes de individuos apareándose como animales (aunque parezca muy duro decirlo). ¿Cómo aprenderás que el amor es lo que estimula la vida sexual, si solo eres inundado de información errónea?Creo que es muy importante poder tener charlas con los jóvenes y adolescentes sobre estos temas, para poder dejarles conceptos que serán de mucha ayuda para sus vidas. Todas las iglesias tienen que tener Hnos. que puedan charlar con la juventud para evacuar las dudas de estos. También todo padre o madre cristiano tiene que tratar estos temas con sus hijos , cuando llegue la edad. Si no lo hacemos nosotros, el mundo le dejara sus enseñanzas que nada tienen que ver a lo que Dios enseña.El Señor tiene el copyright del sexo, él lo creo, y es algo hermoso, y él nos enseña que debe ser dentro de los parámetros del matrimonio. Bien sabemos que el enemigo trata de deformar todo lo creado por Dios, y la infidelidad, el sexo libre, la pornografía, la bisexualidad, son cosas comunes en el sistema mundo.La pornografía en sí es un crimen; sus víctimas están por todas partes, pues esta incita a las personas que en su imaginación cometan adulterio mental o fornicación; produce deseos contrarios a la voluntad que Dios tiene para nuestra vida; aviva las pasiones y la excitación sexual, especialmente en los hombres, haciéndoles peligrosos en potencia para las mujeres y los niños.Cuando cedemos a nuestros apetitos sexuales y comenzamos a ver videos, películas y revistas explícitas o por Internet, descubrimos que la pornografía causa adicción. Nos hace desear más y más materiales, y al igual que el alcohol y las drogas, destroza vidas. Luego comienza nuestra lucha con esta adicción que paraliza nuestra espiritualidad, pervierte nuestra forma de ver el mundo, deforma nuestra vida social y destruye cualquier posibilidad de que Dios nos utilice. Los adictos a la pornografía están convencidos de que todas las mujeres se pasan el día ansiando mantener relaciones sexuales. Si una mujer se resiste, lo que quiere en realidad es que el hombre se imponga a ella y la tome por la fuerza; de ahí por qué tantos delitos de violaciones, adulterio, pedofilia, sadismo, y una innumerable lista. Es muy difícil poder dejar la pornografía. La lujuria consume, aunque no satisface. La pornografía promete todo, pero no da nada; la adicción jamás será comprendida en su intensidad por aquellos que no han estado atados, tampoco el deseo que sienten los adictos. Se debe ser lo más comprensivo y compasivo posible, ya que son hijos de Dios que tienen mucha importancia para Él y que han cruzado sin querer esa línea invisible. Son esclavos de una forma de vida que los conduce a la aflicción y la ruina, y no saben cómo dejarla.Quizás querido hermano esto te tiene atrapado, pídele perdón al Señor, reclama de sus fuerzas y el te ayudara a ser libre de verdad.
Oscar y Edit Naranjo residen en Rosario, Argentina, su página web es wwwmdedecision.com.ar

martes, 30 de octubre de 2007

EL CARTEL DE "CRISTIANO"

Por Alejandro Riff.
Marcos 7:6 Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí.
El nombre de Cristo parece estar en boca de todos, como nunca antes en la historia.
Tal es así, que los medios seculares han adoptado el nombre de cristianos.
Hay canales de televisión cristianos, radios cristianas, librerías cristianas...
Existe también, toda una industria discográfica donde hay cantantes y grupos musicales "cristianos".
En la actualidad, a casi todo se le pone el aditamento cristiano: Liga de fútbol cristiana, chistes cristianos, club cristiano, partido político cristiano etc.
Además las estadísticas muestran que cada año, el crecimiento de las iglesias cristianas evangélicas, es exponencial, a lo largo del mundo.
Cada vez hay mas ministerios, iglesias, grupos y organizaciones cristianas.
Cualquiera que considere las cifras de crecimiento, de lo que llamamos el "mundo cristiano", diría sin dudar: - "El mundo se está transformando para Cristo."
Sin embargo, hay otras estadísticas que son igualmente ciertas, donde mundialmente, se conoce que crece: La violencia, la corrupción, la falta de valores morales, etc.
La vida de santidad, la consagración a Dios, vivir una vida distinta al mundo, es cosa extraña, para el "cristiano" de hoy.
La vida personal del cristianismo de hoy, examinada bajo la lupa de la Biblia, nos da como resultado, que "cristiano", es solo un término con el cual muchos se identifican, pero que no tiene nada que ver con la experiencia de sus corazones.
Somos testigos de una generación que honra el nombre de Cristo con sus labios, pero que su corazón está muy lejos de su voluntad.
La sociedad de hoy no es impactada como lo fue en la iglesia primitiva, que solo ciento veintes personas, comenzaron la tarea de evangelización que cambiaría el mundo.
Hoy, los millones de supuestos cristianos, inmersos en la sociedad, no provocan la más mínima reacción en contra del pecado, sino mas bien, se amoldan a las costumbres de este mundo.
El contenido de este mundo se ha vaciado en una nueva botella, donde irreverentemente le han puesto la etiqueta de "cristiano".
Esta etiqueta, no cambia el veneno del contenido. El mundo se transforma en un cristianismo nominal, donde se honra a Cristo (como diría el mismo Jesús en la Biblia): Solo de labios.Pero la transformación del alma y del espíritu, el verdadero cambio que produce el Espíritu de Dios, es desconocido para el cristianismo actual.
Mateo 7:13 Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por el.
El camino ancho que lleva a la perdición del infierno, es transitado por millones de personas, que tienen nominalmente colgado un cartel de cristiano.
Van caminando seguros con su cartel cristiano. Pero es una seguridad irreal, ya que al menos que su corazón sea transformado, y camine la senda angosta que lleva al cielo, no encontrará a Cristo.
Estimado amigo/a:
Te invito a que examines tu vida delante la Palabra de Dios, la Biblia, parta considerar la veracidad de tu cristianismo, y comprobar si éste, es una experiencia o solo un rótulo para ampararse.
Pues nunca faltará alguna organización o iglesia, que te cuelgue el cartel de cristiano, sin tan siquiera haberte expresado las mínimas verdades del evangelio.
Que te hayas bautizado en tal lugar, que hayas tomado tal o cual responsabilidad, en una iglesia, esto no te asegura la vida eterna.
Ser cristiano, es una experiencia del corazón, el cual tiene que "nacer de nuevo".
Si caminas cada día con Dios, y estás en el camino de Cristo, me alegro por ti.
Pero si sabes, en lo profundo de tu corazón que solo eres un cristiano de nombre, descuelga tu cartel y pídele perdón a Dios.
Oración: Señor perdóname por llevar tu nombre en mi vida en forma hipócrita. Perdóname por ser solo un cristiano de nombre. Quiero que perdones mis pecados, y transformes de manera real mi corazón. Creo con fe en el sacrificio de tu Hijo JesuCristo en la cruz por mí.Y que de ahora en más, pueda ser un cristiano de verdad, donde no solo te honre con mis labios, sino con toda mi vida entera. AMEN.
2Corintios 3:3 Siendo manifiesto que sois letra de Cristo administrada de nosotros, escrita no con tinta, mas con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

lunes, 22 de octubre de 2007

POR QUÉ CREEMOS EN DIOS

Creemos en Dios porque Dios mismo se nos ha revelado. ¿Cómo se ha revelado Dios mismo? El se ha revelado a sí mismo en la creación (lo que nosotros llamamos revelación general) y en las Santas Escrituras (lo que nosotros llamamos revelación especial).

Revelación General

En el Salmo 19:1 leemos que Dios se ha revelado a sí mismo en la creación misma: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” También leemos en Romanos 1:19-20 que “lo que de Dios se conoce les es manifiesto…Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo.” Esta revelación general de Dios en la creación es objetiva: Dios se ha manifestado a sí mismo en la naturaleza de tal manera que todos los que lo niegan “no tienen excusa” (v. 20). Todos conocen a Dios por su revelación.
En verdad, Dios se ha revelado a sí mismo no solamente externamente en la creación, sino también internamente. Todos los hombres tienen el testimonio de Dios en sus conciencias, teniendo “la obra de la ley escrita en sus corazones” (Rom. 2:15). Así, nosotros tenemos un testimonio doble en la revelación general de Dios: en la naturaleza alrededor de nosotros y en nuestros corazones dentro de nosotros.
En la creación original, antes de la caída del hombre, Adán y Eva disfrutaban de perfecta comunión con Dios y el uno con el otro. Como parte de esta perfecta comunión con Dios, ellos lo veían claramente como se había revelado a sí mismo en la creación. Pero debido a sus malos deseos y acciones, ellos “no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:21). En otras palabras, cuando Adán y Eva cayeron, su caída implicó más que la pérdida de la justicia original; también implicó la corrupción de toda su naturaleza, incluyendo su entendimiento. Debido a que este es el mundo de mi Dios, y lo sigue siendo después de la Caída, la validez objetiva del testimonio de Dios de sí mismo en la creación permanece, pero los hombres no regenerados no pueden ni lo reconocerán.

Revelación Especial

Para que el hombre, ahora, entienda correctamente, tiene que usar los lentes de la revelación especial (la Palabra de Dios). Para ponerlo de otra manera, el hombre caído necesita creer en la Biblia a fin de entender el mundo correctamente. El hombre en su rebelión tiene que tener su alma convertida y sus ojos iluminados. Y esto es exactamente lo que “la ley del Señor” hace: hace sabio al sencillo, permitiéndole al hombre pecaminoso ver lo que él no puede ver en su ceguera natural (Salmo 19:7-8).
Así, es Dios, por su Espíritu---obrando en, por, y a través de la Palabra---quien convierte nuestros corazones pecaminosos. Por razón de la Caída, necesitamos ser salvos en todo sentido de la palabra. Necesitamos ser lavados en la sangre de Cristo y revestidos de su justicia, para estar seguros, necesitamos recobrar nuestro entendimiento. La revelación es particularmente importante después de la Caída porque solamente en ella descubrimos que “la salvación es del Señor,” a través de la persona y obra de nuestro Redentor. Y necesitamos la revelación especial para reorientar nuestra perversión del testimonio de Dios en la revelación general.

Viéndole Sentido a las Cosas

Si no creyera en Dios, no le vería sentido a nada, incluso a la revelación general. Esto significa que si no creyera en Dios, no solamente mi alma estaría perdida eternamente, sino que mi intelecto estaría perdido ahora y yo sería un necio o tonto (Salmo 14:1), careciendo de todo entendimiento verdadero.
Cuando hablo de creer en Dios, no quiero decir creer en un dios, sino creer en el Dios de las Escrituras, el Dios quien es eternamente tres-en-uno y quien se ha revelado supremamente a sí mismo en el Cristo quien da testimonio de sí mismo en la Palabra. Ninguna deidad, sino sólo éste Dios es suficiente para darle sentido a lo que vemos en la revelación general. Así que, creer en un dios diferente al Dios de la Biblia---como también la negación de Dios y su deidad enteramente---haría todo sin significado.
¿Por qué la negación de Dios vuelve todo sin significado? Porque aparte del Dios tres-en-uno de la Biblia, no podemos darle sentido a nada de lo que vemos en el mundo alrededor de nosotros. En el mundo, vemos que la realidad está compuesta de muchas cosas distintas, y que al mismo tiempo no todo es tan distinto como para hacer imposible la comunicación, y por lo tanto el conocimiento. El mundo no es solamente una gota masiva e indiferenciada de algo, sino consiste de muchas cosas particulares: yo no soy tú, y mi gorra no es mi silla. Pero si todo es particular, ¿por qué pienso en términos de los universales también? La respuesta es que mientras que los particulares existen, ellos no son tan individuales que no haya conexión entre ninguno de dos de ellos. Es decir, tú y yo no somos la misma cosa---somos personas diferentes. Pero somos lo mismo en otro sentido---ambos somos humanos. Si no hubiera conexión---o una base de unidad---no podríamos tener entendimiento (de la ciencia, la comunicación), tal como no podríamos tener entendimiento si todo fuera radicalmente uno, admitiendo ninguna distinción.
Claramente, tanto lo uno (la unidad que nos permite hablar de humanos como un todo) y lo diverso (todos los humanos particulares) existen. Cómo justificar tanto lo uno y lo diverso, y cómo relacionar los dos, es un problema que ha complicado a la filosofía Occidental, ejercitando a las mentes más capaces. La solución al problema no se encuentra en algún Absoluto diferente a Dios, sino en el Dios quien es una pluralidad (tres) dentro de una unidad (uno). Solamente creyendo en tal Dios podemos verle sentido al mundo a nuestro derredor.

Racionalidad

¿Significa esto que yo creo en tal Dios porque es racional creer en ese tal Dios? Creo en Dios porque el Espíritu Santo me ha capacitado para recibir la revelación (general y especial) de Dios. Pero, sí, es racional creer en tal Dios, y no creer en tal Dios es irracional porque tal error convierte todo sin sentido.
Tal vez el ateísta (o mejor dicho, el antiteísta---quien no cree en el Dios de la Biblia) diría en este punto, “no creo en Dios, y creo que nada tiene sentido.” Por supuesto, afirmar que nada tiene sentido es irracional, incluso como es imposible afirmar significativamente que todo es irracional. Todas esas declaraciones manifiestamente se contradicen a sí mismas y prueban que sentido y racionalidad existen porque uno es capaz de entender la declaración de que todo es irracional.
Mi creer en Dios no significa que no pienso racionalmente o que no tengo razones para creer en Dios. El mundo está lleno de razones para creer en Dios. Cualquiera que piensa que la postura apologética de Cornelius Van Til (la que yo sigo) está basada en la fe, en contra de la razón y evidencia, no ha empezado a entender a Van Til.
Yo creo en Dios por su revelación, la cual hace todo entendimiento posible. La revelación no se opone a la razón, sino fundamenta a la razón. Sin la revelación, la razón no tiene ninguna esfera en la cual operar y el conocimiento no tiene ningún fundamento. La prueba verdadera de la existencia de Dios, entonces, es la imposibilidad de lo contrario. El cristianismo suministra la respuesta a los problemas más perplejos y filosóficos de la vida y provee un fundamento para la lógica, la ciencia, la ética, etc. Niega el cristianismo y habrás negado el fundamento de todo conocimiento, dejando al conocimiento como colgando en el aire.
Las leyes de la lógica, las leyes de la ciencia y las normas éticas no pueden justificarse a sí mismas. Toma la ciencia, por ejemplo. Recuerdo al Dr. Knudsen diciéndonos que lo que es fundacional a la ciencia no es de la naturaleza misma de la ciencia. Ciertamente. No se llegó a la metodología científica por el uso de la metodología científica. Más bien, la metodología científica se presupone. Esto no la hace falsa o menos honorable que algo que se puede probar.
En verdad, una presuposición (si es verdadera) es conocimiento del orden más alto. La Escritura, por ejemplo, no puede probarse ser la Palabra de Dios, pero se presupone ser la Palabra de Dios. Tenemos que presuponerlo porque si lo negamos, entonces hacemos el conocimiento imposible. Si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces, ir fuera de ella para probarla, sería desaprobarla, porque todo a lo que se apela como prueba asume una posición de superioridad sobre la Palabra y así desaprueba la demanda de la Palabra de estar arriba, de lo cual, nada es más alto.

¿Absurdo?

Los antiteístas generalmente consideran como absurdo la demanda de que el rechazo de la Escritura hace todo conocimiento imposible. También muchos cristianos. Correctamente observan que un número infinito de incrédulos operan regularmente con gran éxito en todo el orden creado, componiendo música, descubriendo planetas, y trabajando exitosamente en el laboratorio, mientras todos niegan a Dios. ¿Cómo puede ser esto?
En tanto que el rechazo del cristianismo pone a uno en una posición imposible, incluso el hombre caído y no regenerado está creado a la imagen de Dios. Y continúa viviendo en el mundo que Dios ha creado. El está en contacto con la verdad en cada punto del orden creado, pero él suprime la verdad con injusticia (Rom. 1:18).
Con todo, él conoce a Dios y no puede escaparse de conocer a Dios. El antiteísta, de hecho, presupone el teísmo. Tiene que presuponer el teísmo incluso para argumentar en contra, porque sin el Dios tres-en-uno del teísmo cristiano, no podemos verle sentido a nada. La única manera de que uno pueda emplear argumentación negando al Dios de la Biblia es primero asumiendo al Dios de la Biblia quien hace posible tal argumentación.Este artículo, entonces no puede ser limitado a por qué yo creo en Dios, sino realmente trata de por qué yo no creo en otra cosa del todo. Solamente el Dios de la Biblia hace posible el conocimiento. Y nosotros conocemos a ese Dios, porque él mismo se nos ha revelado a nosotros, sus criaturas.

martes, 16 de octubre de 2007

El Homosexual, ¿Nace o se Hace?



La homosexualidad es una orientación sexual y se define como la interacción sexual y/o atracción romántica hacia individuos del mismo sexo. Etimológicamente, la palabra homosexual es un híbrido del griego homo (que significa igual y que a veces se confunde con el significado latino, hombre) y el latín, sugiriendo una relación sexual y sentimental entre personas del mismo sexo, incluyendo así el lesbianismo.

La Biblia dice que es abominación que un hombre se acueste con otro hombre como si fuera una mujer, o que una mujer haga lo mismo con otra como si fuera un hombre (Lv 18.22; 20.13). La Biblia dice que a causa de abominaciones como la homosexualidad, la tierra vomitará a sus moradores (Lv 18.25). El apóstol Pablo la llamó «inmundicia», consecuencia de haber sido entregados por Dios a «pasiones vergonzosas» (Ro 1.24–27). En el Antiguo Testamento, los responsables de estas prácticas eran expulsados de la congregación de Israel y ejecutados. En el Nuevo Testamento se nos dice que quienes practican la homosexualidad no entrarán al Reino de Dios (1 Co 6.9, 10). El apóstol Pablo se refiere a ella como la última expresión de la rebelión contra Dios. Cuando las personas cambian la verdad de Dios por una mentira, y comienzan a adorar a la criatura en lugar de al Creador, son entregados al mal. Cuando todos los valores se invierten, y aparece la anarquía moral, los hombres se encienden «en su lascivia unos con otros», al igual que las mujeres unas con las otras, pero en sus propios cuerpos recibirán el castigo de sus acciones (Ro 1.22–27). Desde un punto de vista bíblico, el ascenso de la homosexualidad constituye una señal de que la sociedad se encuentra en las últimas etapas de su decadencia.

RESPUESTA A COMENTARIO

1 Cor 6:9-11 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, pero ya sois santificados, pero ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

1TIM 1: 9-11 Y conocemos esto: que la ley no ha sido puesta para el justo, sino para los rebeldes e insubordinados, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos, para los perjuros, y para cuanto haya contrario a la sana doctrina, según el evangelio de la gloria del Dios bendito, que me ha sido encomendado.Romanos 1:18-32


Cuando se hacen afirmaciones respecto a temas como el del homosexualismo, estamos partiendo de principios fundamentales que norman tales afirmaciones. Nosotros partimos de la Palabra de Dios, de la Biblia, y de ahí formamos nuestro modo de ver la vida. Nuestras convicciones (no confundir con fanatismo), parten de principios eternos, que han funcionado para todas las generaciones.
Creemos en un Dios vivo y verdadero, que no hace bromas ni se divierte a costillas de su creación. Creemos en Dios que hizo al ser humano VARON Y MUJER (Gn 1: 27). Lo contrario es contra natura, por eso el cuerpo del hombre no esta diseñado para otro hombre sino para una mujer, y viceversa. No hay tal “alma de mujer” en el cuerpo de un hombre, Dios lo que hace lo hace perfecto, lo hace bien, no comete errores. Y como criaturas suyas no estamos en condiciones de cambiar nada, en Dios no hay término medio, se es o no se es. Se vive o se muere.
Más que homofonía o miedo a los homosexuales, tenemos temor de Dios. Temor y respeto de su Palabra.
Nuestra ética moral radica en que todo ser humano tiene su propia forma de ver el mundo. Dependiendo de esta será su actuar, sus pensamientos y convicciones; así como su forma de evaluar la conducta y actitudes de la gente, y solo hay dos formas de ver la vida, la correcta que es de Dios, y la pervertida que es la de Satanás. Es por eso que para el cristiano es Dios quien a través de su Palabra nos muestra que es lo bueno y lo malo. Si decimos que creemos en Dios, el creador del universo y quien estableció normas de vida eterna, y que la Biblia es su palabra infalible y perfecta, nuestra vida debe ser coherente con esto. Lo contrario es relativismo, ser convenenciero, como cuando decimos que las palabras de la Biblia nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, pero a fin de cuentas hacemos o aprobamos lo que nos venga en gana. Más que conveniencia es una necedad.
No somos fanáticos, estamos convencidos de que Dios tiene el mejor estilo de vida para la humanidad y la historia lo ha comprobado. No hay “gey” completamente satisfecho con su vida, ni totalmente aceptado. Esto no es culpa de la sociedad, es culpa de ellos que persisten en su abominación.
No condenamos a nadie, ni al homosexual, pues es Dios quien determina qué ha de ser del hombre después de la muerte, quien juzgara a las personas de acuerdo a sus actos y si creyeron o no en Jesucristo como Salvador arrepintiéndose de sus pecados.
A la Palabra de Dios puedes decirle que NO, no creerla, no practicarla, pero a su voluntad nadie escapa y Dios ha dicho que ni los hechiceros, ni homosexuales entrarán en su reino.
Nosotros solo somos portadores de este evangelio de salvación y es nuestro interés que las personas le conozcan. Es precisamente por amor al pecador, sea homosexual, borracho, adultero, brujo, etc. que señalamos el error de su camino, es precisamente por que Jesús vino a buscar y salvar al que se había perdido.
No defendemos causas perdidas, como lo es la del homosexual, más bien les amamos y queremos que se arrepientan de su mal andar.
No es nuevo que la iglesia de Dios sea confrontada, repudiada e insultada por tener el valor de enfrentar el pecado, y lo hacemos por que de ahí salimos muchos, de una vida de pecado. Pero hoy día estamos enfrentando lo que algunos llaman la focilización, el endurecimiento de los corazones, la institucionalización del pecado. Por que este mundo a lo bueno llama malo y a lo malo bueno (Isaías 5:20) Esto nos coloca ante el reto de seguir proclamando de manera clara y audible las verdades de la Biblia, así seamos insultados…
Quiera Dios que su palabra llegue a los corazones más renuentes y puedan ser tocados para ver las maravillas que contiene la Biblia, y no solo verlas sino vivirlas a través del perdón de Jesucristo. Por que el infierno no tiene nada de cálido, más bien ahí seré el lloro y el crujir de dientes (Mateo 22:13) y el tormento no tendrá fin.

¡Qué piensas del Aborto?

Qué es el Aborto.- Es la interrupción dolosa del proceso fisiológico del embarazo causando la muerte del producto de la concepción o feto dentro o fuera del claustro materno, viable o no.




Consideramos que el aborto sería un acto inmoral , porque viola los derechos a la vida que posee todo ser humano, desde el momento que es concebido . Asimismo estamos convencidos que el aborto sería un asesinato, porque el único que tiene el poder de quitar la vida es Dios.
HAN MUERTO ANTES DE NACER DI NO AL ABORTO

martes, 22 de mayo de 2007

FALSEDADES QUE LOS NEO-ORTODOXOS Y LOS EVANGÉLICOS LIBERALES



Por Dr. Jay Grimstead


La Neo-Ortodoxia es un sistema de pensamiento opuesto a la visión bíblica de la realidad. Estos
dos sistemas se hallan compitiendo por las mentes de los evangélicos que viven en los 1990’s.


En 1978 un grupo de teólogos se reunió en Chicago, bajo la bandera del Concilio Internacional sobre la Inerrancia Bíblica (ICBI, por sus siglas en Inglés) para redactar un documento que hiciese historia en la Iglesia y que pudiera presentarse en oposición al extravío neo-ortodoxo entre los evangélicos. Al momento de esa reunión la agenda teológica estaba siendo establecida por los teólogos neo-ortodoxos. Igual que todos los documentos históricos del Cristianismo la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica se creó a partir de un esfuerzo por parte de los líderes del Cristianismo de reunirse por consentimiento común y forjar una posición bíblica que se levantase en oposición a una herejía actual.
La declaración de ICBI fue formulada en forma de un conjunto de Afirmaciones y Negaciones. Como Francis Schaeffer nos recuerda, en el mundo filosóficamente confundido de hoy, donde las palabras son distorsionadas, devaluadas y deliberadamente redefinidas, no podemos dar por sentado que hemos sido entendidos a menos que digamos con claridad qué es lo que no queremos dar a entender lo mismo que decir lo que sí queremos dar a entender.
Entre los 19 Artículos de la Declaración de Chicago, los Artículos III al XIX se hallan en directa oposición a las doctrinas neo-ortodoxas específicas que actualmente están siendo enseñadas en clases y en escritos de muchos profesores en así llamados seminarios “evangélicos” en los Estados Unidos.
A continuación se halla una lista de herejías neo-ortodoxas y representaciones falsas que los evangélicos liberales quieren que creamos con respecto a la Biblia. A la derecha de cada herejía se encuentra un Artículo de la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica que se halla en oposición a la herejía. Esta tabla puede ser útil como una “lista de control” por parte de comités que buscan emplear personal para sus equipos en iglesias y organizaciones para determinar si los candidatos han sido influenciados por las tendencias liberales. La mayoría de estudiantes y pastores neo-ortodoxos y evangélicos liberales no saben que han sido influenciados de la manera en que lo han sido y es probable que afirmen lo contrario. Esta lista será una prueba útil de sus afirmaciones.


Herejía Neo-Ortodoxa Posición Bíblica (Declaración de Chicago)


1. La Biblia es solamente un testigo de la revelación, o llega a ser revelación en un encuentro. La Biblia en sí no es revelación absoluta y divina. Las marcas negras en una página en blanco no pueden jamás ser revelación en y por sí mismas.


Artículo III


AFIRMAMOS que la Palabra escrita, en su totalidad, es la revelación dada por Dios.
NEGAMOS que la Biblia sea únicamente un testigo de la revelación, o que llegue a ser revelación solamente en un encuentro, o que dependa de las reacciones de los hombres para su validez.

2. El lenguaje humano es inadecuado como vehículo para comunicar la verdad divina absoluta.


Artículo IV


AFIRMAMOS que Dios, quien hizo a la humanidad a Su imagen, ha usado el lenguaje como un medio de revelación.
NEGAMOS que el lenguaje humano se halle tan limitado por nuestra condición de creaturas creadas que se hace inadecuado como un vehículo para la revelación divina.

3. La revelación posterior algunas veces contradice la revelación anterior. A menudo el amor se opone a la justicia bíblica.


Artículo V


AFIRMAMOS que la revelación de Dios en las Sagradas Escrituras fue progresiva.
NEGAMOS que la revelación posterior, que puede cumplir la revelación anterior, jamás la corrige o la contradice.
NEGAMOS además que cualquier revelación normativa haya sido dada a partir del momento en que se completó el canon del Nuevo Testamento.


4. La Biblia es, en un cierto sentido, la Palabra de Dios (en singular) pero las palabras de la Biblia no son las Palabras de Dios (en plural.) Aunque la Biblia es inspirada en algún sentido, las palabras y oraciones exactas no son inspiradas a la manera en que Hodge y Warfield declararon el caso.


Artículo VI


AFIRMAMOS que la totalidad de la Escritura y todas sus partes, aún las mismas palabras originales, fueron dadas por inspiración divina.
NEGAMOS que la inspiración de la Escritura pueda afirmarse con justa razón con respecto al todo pero no respecto a las partes, o de algunas partes pero no de la totalidad.


5. La Biblia, como libro, no es cualitativamente diferente a ningún otro libro. Los escritores bíblicos fueron excepcionalmente sensibles al movimiento de Dios en sus vidas y en la historia alrededor de ellos y registraron, de la mejor manera que pudieron, lo que observaron, sin ninguna intervención milagrosa en la que Dios estuviese escogiendo las palabras.


Artículo VII


AFIRMAMOS que la inspiración fue la obra por la cual Dios, por Su Espíritu y a través de escritores humanos, nos dio Su Palabra. El origen de la Escritura es divino. La mecánica de la inspiración divina sigue siendo para nosotros, en gran parte, un misterio.
NEGAMOS que la inspiración pueda ser explicada meramente en términos de la perspicacia humana, o a elevados estados de conciencia de cualquier tipo.

6. La doctrina de la inerrancia, tal y como Warfield la establece, requiere que Dios hubiese dictado las oraciones y que pasara por alto las personalidades de los autores humanos.

Artículo VIII

AFIRMAMOS que Dios en Su Obra de inspiración utilizó las personalidades y los estilos literarios distintivos de los escritores a quienes había escogido y preparado.
NEGAMOS que Dios, al hacer que estos escritores usaran incluso las palabras que Él había escogido, hubiese anulado sus personalidades.

7. Puesto que “errar es de humanos,” todos los escritos humanos, incluyendo la Biblia, están contaminados con errores, ideas equivocadas, exageraciones o eufemismos.

Artículo IX


AFIRMAMOS que la inspiración, aunque no confiriera omnisciencia, garantizó la expresión fiel y fidedigna de todos los asuntos sobre los cuales los autores Bíblicos fueron movidos a hablar y escribir.
NEGAMOS que el carácter finito o la condición caída de estos escritores, por necesidad u otra razón, introdujeran distorsiones o falsedades en la Palabra de Dios.

8. Puesto que los manuscritos originales ya no existen, es una pérdida de tiempo incluso hablar de ellos confiriéndoles ya sea inerrancia o la presencia de errores.

Articulo X

AFIRMAMOS que la inspiración, estrictamente hablando, se aplica únicamente al texto autográfico de la Escritura el cual, en la providencia de Dios, puede ser establecido a partir de los manuscritos disponibles con gran precisión.
AFIRMAMOS además que las copias y las traducciones de la Escritura son la Palabra de Dios en la medida en que representen fielmente el original.
NEGAMOS que cualquier elemento esencial de la fe Cristiana se vea afectado por la ausencia de los autógrafos.

NEGAMOS además que esta ausencia haga que la afirmación de la inerrancia bíblica se convierta en algo inválido o irrelevante.

9. La Biblia puede ser “infalible,” pero no es inerrante.

Artículo XI

AFIRMAMOS que la Escritura, habiendo sido dada por inspiración divina, es infalible, de modo que, lejos de inducirnos al error, es verdadera y confiable en todos los asuntos que aborda.
NEGAMOS que sea posible que la Biblia sea al mismo tiempo infalible y errada en sus declaraciones. La infalibilidad y la inerrancia se pueden distinguir, pero no separar.

10. La Biblia es verdadera en asuntos de fe y práctica, doctrina y moral, pero no es necesariamente cierta cuando habla de asuntos de interés para la historia y la ciencia.

Artículo XII

AFIRMAMOS que la Escritura es inerrante en su totalidad siendo libre de toda falsedad, fraude o engaño.
NEGAMOS que la infalibilidad y la inerrancia Bíblica se limiten a temas espirituales, religiosos o relacionados con la redención, excluyéndose de dar afirmaciones en los campos de la historia y la ciencia.

NEGAMOS además que las hipótesis científicas sobre la historia de la tierra (la geología) puedan usarse de manera debida y apropiada para anular la enseñanza de la Escritura con respecto a la creación y el diluvio.

11. La inerrancia queda negada o invalidada por palabras mal escritas, la gramática informal, la hipérbole y las cifras redondeadas.

Artículo XIII

AFIRMAMOS el carácter apropiado del término inerrancia como término teológico con referencia a la completa veracidad y confiabilidad de la Escritura.
NEGAMOS que sea apropiado evaluar la Escritura de acuerdo a criterios de verdad y error que sean ajenos a su uso y propósito.

NEGAMOS además que la inerrancia sea invalidada por fenómenos bíblicos tales como la falta de precisión técnica moderna, irregularidades en la gramática o en la ortografía, descripciones de la naturaleza basadas en la observación, el reportaje de falsedades, el uso de la hipérbole y las cifras redondeadas, la disposición temática del material, la variación en las selecciones de material en los registros paralelos, o el uso de citas libres.

12. Si no existen en la actualidad soluciones a las aparentes contradicciones y errores, esto quiere decir que nunca existirán tales soluciones.

Artículo XIV

AFIRMAMOS la unidad y la consistencia interna de la Escritura.
NEGAMOS que los supuestos errores y discrepancias que aún no hayan sido resueltos menoscaben las afirmaciones de verdad que hace la Biblia.

13. La Biblia no enseña la inerrancia.


Artículo XV

AFIRMAMOS que la doctrina de la inerrancia se fundamenta en la enseñanza de la Biblia con respecto a la inspiración.
NEGAMOS que la enseñanza de Jesús acerca de la Escritura pueda ser descartada debido a presiones para complacer a otros o a cualquier otra limitación natural de Su humanidad.

14. La doctrina de la inerrancia de la Escritura es nueva en el escenario de la historia de la Iglesia. Esta fue inventada por Francis Turretin en el siglo XVII y fue popularizada en nuestro siglo por B. B. Warfield. No era creída por parte de la Iglesia primitiva, Agustín, los Católicos Romanos o los Reformadores.

Artículo XVI

AFIRMAMOS que la doctrina de la inerrancia ha sido parte integral de la fe de la Iglesia a lo largo de su historia.
NEGAMOS que la inerrancia sea una doctrina inventada por el Protestantismo Escolástico, o una posición reaccionaria postulada en respuesta a la valoración negativa de la alta crítica.

15. El testimonio del Espíritu Santo debe operar en conjunción con la Palabra Escrita para que esta pueda ser la Palabra de Dios para nosotros.

Artículo XVII

AFIRMAMOS que el Espíritu Santo da testimonio de las Escrituras y les asegura a los creyentes la veracidad de la Palabra escrita de Dios.
NEGAMOS que este testimonio del Espíritu Santo opere de manera aislada o en contra de la Escritura.

16. La alta crítica y la remoción de las “incrustaciones culturales” del texto son necesarias para interpretar apropiadamente la Escritura.

Artículo XVIII

AFIRMAMOS que el texto de la Escritura ha de ser interpretado aplicando la exégesis gramático-histórica, tomando en cuenta sus formas y recursos literarios, y que la Escritura ha de interpretar la Escritura.
NEGAMOS la legitimidad de cualquier tratamiento del texto o la búsqueda de recursos que se hallen detrás de estos que puedan llevar a la idea de que sus enseñanzas son relativas o desprovistas de contexto histórico –descartándolas así en el proceso, o rechazando sus declaraciones relacionadas con la autoría.

17. La inerrancia puede ser rechazada sin ninguna consecuencia seria para la Iglesia o para la santidad personal.

Artículo XIX

AFIRMAMOS que la confesión de la plena autoridad, infalibilidad e inerrancia de la Escritura es vital para un sólido entendimiento de la totalidad de la fe Cristiana.
AFIRMAMOS además que tal confesión debiese conducir a una creciente conformidad a la imagen de Cristo.
NEGAMOS que tal confesión sea necesaria para la salvación. Sin embargo,

NEGAMOS además que la inerrancia pueda ser rechazada sin graves consecuencias, tanto para el individuo como para la Iglesia.

Un Llamado a la Acción en la Familia


ACCIONES GENERALES



Debido a las convicciones anteriores, llamamos a todos los hombres y mujeres que invocan el nombre de Cristo como su Salvador y Señor personal a unírsenos en:



1. Examinar con seriedad estas afirmaciones y negaciones a la luz de la Palabra de Dios para ver si son ciertas, y que nos informen directamente de aquellos puntos donde creen que nos hemos apartado de la Escritura, la evidencia o la lógica;


2. Reexaminar nuestras propias teorías y prácticas familiares y pedirle a Dios que nos muestre dónde nos estamos quedando cortos;


3. Arrepentirnos de todos los pecados conocidos, confesarlos y abandonarlos, pidiéndoles perdón tanto a Dios mismo como a todos aquellos a quienes hayamos ofendido, haciendo luego toda la restitución posible;

4. Orando a Dios para que llene a todo Su pueblo con el poder capacitador del Espíritu Santo para que podamos conformar más y más nuestras vidas personales y nuestras teorías y prácticas familiares a Su voluntad revelada sobre una base permanente y consistente;


5. Buscando la orientación de nuestros hermanos y de las autoridades de la iglesia local en cuanto a cómo podemos mutuamente apoyarnos e influenciarnos los unos a los otros para hacer que nuestras prácticas familiares glorifiquen a Dios. Habiendo tratado con nuestros propios pecados y fracasos personales, y habiéndonos colocado en una posición de dar cuentas a Dios, a Su Palabra y a los hermanos, ahora nos comprometemos a:

1). Influenciar a todos los Cristianos o asociaciones Cristianas conocidas con quienes trabajamos a considerar seriamente nuestras afirmaciones y negaciones con el propósito de tomar nota de sus respuestas;



2). Influenciar a aquellos en el campo de la familia quienes están de acuerdo con nuestras afirmaciones y negaciones a implementar estas propuestas en su trabajo;



3). Movilizar e interconectar nuestros recursos Cristianos y trabajar de manera coordinada con las otras esferas profesionales tanto dentro como fuera de la Coalición para el Avivamiento, para ver la conducta del Cuerpo de Cristo y de la nación cambiadas para que se aproximen más a la visión de la realidad y la moralidad que se nos presentan en las Sagradas Escrituras.


Acciones Específicas


Para estos fines nos comprometemos a las siguientes acciones específicas:


1. Poner a disposición este documento junto con una lista corta de lecturas de libros pertinentes por autores Bíblicos, para toda iglesia en el mundo que crea en la Biblia, y estimular a los líderes de las iglesias locales a entrenar a sus miembros en estos principios esenciales de la familia Bíblica;


2. Aplicar la disciplina eclesiástica cada vez que los miembros de una congregación se involucren en pecados relacionados especialmente con la familia, tales como la fornicación, el divorcio fácil, la falta de sumisión de las esposas, el abuso de la autoridad por parte de los esposos, el abuso de los cónyuges, la desobediencia de los hijos, el abuso infantil, la falta de apoyo por parte del esposo, el abandono, el incesto, la homosexualidad, o la falta deliberada de niños por cualquier otra razón que no sea un llamado especial de Dios;

3. Instar a las juntas directivas de las iglesias a solicitar la renuncia al liderazgo de todos los pastores, ancianos, evangelistas, miembros de equipos de trabajo en la iglesia y en las organizaciones paraeclesiásticas, músicos Cristianos, y otros líderes que no cumplan con los requerimientos escriturales para el liderazgo en el Cuerpo de Cristo (1 Timoteo 3), particularmente en administrar bien sus propios hogares, o que han atravesado por un divorcio antibíblico y no han probado su contrición y arrepentimiento, hasta que sus vidas estén alineadas con la Escritura;


4. Exhortando a todos los Cristianos a unirse en la ciudad, el estado y a escala nacional en oposición a cualquier intento impío por parte del gobierno civil de arrebatar los derechos paternos ordenados por Dios sobre sus propios hijos. (Se deben tomar todos y cada uno de los medios institucionales, por parte de individuos y por la iglesia institucional, para oponerse a cualquier ataque contra el derecho básico, esencial y fundamental de los padres de concebir, controlar, educar, criar, guiar y disciplinar a sus propios hijos. Las iglesias deben estar dispuestas a perder su status de exención de impuestos respecto a este asunto, y los padres Cristianos deben estar dispuestos a ser encarcelados si es necesario, al batallar contra esta posesión última de poder por parte de los devotos del estatismo idolátrico);

5. Tomando cualquier acción que podamos, dentro de nuestros límites Bíblicos y Constitucionales, para reajustar la legislación del condado, del estado y la legislación federal con respecto a los asuntos familiares con el propósito de hacer que se conforme a la visión Bíblica de la realidad y la moralidad, especialmente persiguiendo la reanudación de fuertes leyes con respecto al apoyo a los niños, el adulterio, la homosexualidad, la prostitución, el entretenimiento con actos sexuales, la pornografía, el abuso sexual, el incesto, la violación, el aborto, el infanticidio y el divorcio;


6. Animando a los pastores, ancianos y equipos de trabajo en la iglesia a persuadir y enseñarles a los padres que Dios los tiene como responsables por desarrollar la madurez espiritual y el entendimiento Bíblico de sus propios hijos y que no pueden delegar esta obligación primera o totalmente a la Iglesia o a las escuelas Cristianas;


7. Guiando y socorriendo, e instando a las iglesias a guiar y socorrer a los padres en el cumplimiento de sus funciones como cabezas espirituales de sus familias;

8. Desafiando a la Iglesia a reconsiderar su visión del cuidado de los ancianos, e instando a que los hijos y los nietos asuman la primera responsabilidad de cuidar a sus ancianos minusválidos en sus propios hogares y como miembros de sus propias familias antes que recurrir a los hogares de retiro;


9. Enseñando que cuando los niños son abandonados o quedan en la orfandad, o sus padres se encuentran en la cárcel, debiesen ser cuidados preferiblemente por parientes, amigos o por la Iglesia antes que por el gobierno civil, instituciones o albergues de menores;

10. Llamando a cuentas a las iglesias evangélicas cada vez que de manera antibíblica e inexcusable aceptan el divorcio fácil, el “divorcio sin que medie culpa,” y el nuevo matrimonio fácil, e instarles a adoptar actitudes y prácticas Bíblicas (La tasa de divorcios entre aquellos que asisten a iglesias evangélicas está creciendo y acercándose cada vez más a la tasa que existe entre la gente secularizada. Se debe lanzar una campaña masiva para educar a las congregaciones, para llamar a los divorciados y casados de nuevo de manera antibíblica al arrepentimiento, a ejercer la disciplina eclesiástica en casos antibíblicos de divorcio y nuevo matrimonio, y ayudar a reestablecer a los pastores divorciados – quienes deben renunciar a su ministerio pastoral – en carreras alternativas. El avivamiento y la reforma no vendrá hasta que la Iglesia resuelva sus divorcios impíos y revierta su rampante tasa de divorcios);


11. Ayudando a cada iglesia local a establecer, por sí sola o en cooperación con otras congregaciones locales, su propio centro de crisis de embarazos y un programa anti-abortos (Esta no es una obligación menos requerida para los Cristianos de hoy en los Estados Unidos de lo que fue la oposición Cristiana al Holocausto bajo Hitler en Alemania, incluso hasta el riesgo del encarcelamiento y la muerte.);

12. Llamando a la Iglesia evangélica a educar a los padres y a sus adolescentes en conocimiento, sabiduría, respeto y responsabilidad por su sexualidad para preparar a los jóvenes para matrimonios piadosos (centrados en Dios) y para revertir la tendencia hacia la fornicación entre los adolescentes Cristianos.


De conformidad con el deseo de la Coalición para el Avivamiento de distribuir estos Documentos de Cosmovisión tan ampliamente como sea posible, por este medio se otorga el permiso para hacerlo por todos los medios, incluyendo fotocopias, otros sitios web diferentes al de la Coalición, como archivo adjunto en correos electrónicos, como libro electrónico, y por cualquier otro medio de distribución siempre y cuando el texto del documento sea distribuido sin modificaciones y en su totalidad, incluyendo esta página de derechos de propiedad intelectual.

Sin embargo, no se otorga permiso alguno para su distribución en alguna forma que genere ganancias. Para distribuir más de 25 copias impresas en algún calendario anual se debe obtener el permiso escrito de la Coalición para el Avivamiento.



Coalición para el Avivamiento, Inc.
P.O. Box 1139
Murphys, California 95247
Teléfono: (209) 728-2582
Sitio Web: http://www.Reformation.net

La Cosmovisión Cristiana de la Familia


Dr. George Rekers, Ph.D., Presidente
Mr. Jerry Regier, M.A.B.S., Vice-Presidente
Con contribuciones de los miembros del
Comité de la Familia de
La Coalición para el Avivamiento
Dr. Jay Grimstead, D.Min., Editor General
Mr. E. Calvin Beisner, M.A., Asistente del Editor General


Prefacio


La familia es la institución escogida por Dios para traer los niños al mundo, cuidarles y entrenarles. Es la fibra de la que están tejidas todas las instituciones humanas piadosas, y la estructura tanto de la Iglesia como de la sociedad se desintegrará si su propia fibra es rasgada.


Hoy la familia está siendo desgarrada por muchos pecados y presiones sociales.



1. Muchos individuos fuera de la Iglesia, e incluso algunos dentro de ella, han llegado a aceptar el divorcio por cualquier razón.


2. El enfoque exclusivo en la carrera profesional y el materialismo se han convertido en ídolos respetables, reemplazando – para muchos padres y muchas madres – el vivir para Dios y Sus propósitos en el contexto de la vida familiar, forzando innecesariamente a muchas madres a salir del hogar hacia las labores en el mundo laboral, mientras que las genuinas presiones económicas fuerzan a muchas más a permanecer allí por necesidad debido a la falta de caridad y de justicia por parte de otros.

3. El movimiento feminista radical ha dañado la moral de muchas mujeres y ha convencido a los hombres a abandonar su autoridad Bíblico en el hogar.

4. Algunos importantes derechos y responsabilidades paternos han sido socavados por la ley, las cortes y algunas fuerzas en la educación escolar pública, y por políticas gubernamentales que privan a la familia de muchas de sus funciones Bíblicas tradicionales.
5. Los medios de comunicación a menudo indoctrinan a los teleespectadores, radioescuchas y otros oyentes con valores distorsionados y anti-familiares.

6. Hasta muy recientemente hemos apoyado las escuelas del gobierno y otras instituciones humanistas de educación superior sin espíritu crítico, aunque estas instituciones deliberadamente enseñan y efectivamente aprueban las prácticas anti-familiares de la “paternidad social,” el aborto, la eutanasia, consintiendo el adulterio, la promiscuidad, el homosexualismo, etc.


Como resultado, muchas familias sufren de falta de dirección y desorganización. La disolución de la familia, desprecio por las necesidades de los niños y miembros ancianos de la familia, la búsqueda desenfrenada de auto-realización, el divorcio fácil, la falta de compromiso y estabilidad, y el resultante incremento de hogares aquejados de pobreza y dirigidos por mujeres, todo esto pone en peligro la vida familiar.

Pero a través de nuestra nación Dios está levantando un avivamiento de interés y compromiso hacia las familias. Más y más Cristianos desean obedecer el plan de Dios para las relaciones humanas y la estructura social. Los Cristianos también están descubriendo que la vida familiar Bíblica y global (que lo abarca todo) es la alternativa divinamente ordenada al socialismo creciente y la vida institucionalizada.

Por tanto, presentamos las siguientes afirmaciones y negaciones como una brújula que, en el clima cultural tormentoso, pueda darles a los Cristianos un sólido fundamento Bíblico en el que confrontar efectivamente el espíritu de la época (el mundo) y vivir por el plan de acción de Dios para la vida familiar.


Declaraciones de Afirmación y Negación



ORIGEN Y DEFINICIÓN DE LA FAMILIA


1. Afirmamos que Dios estableció la familia cuando unió a Adán y Eva en matrimonio e instituyó su relación como un pacto y compromiso de por vida para con Dios y el uno con el otro (Génesis 2:22-24; Isaías 49:15); que el matrimonio y otras relaciones familiares pueden cumplir su completo potencial así diseñado solamente en la medida en que cada miembro esté individualmente reconciliado con Dios y santificado a través de la obra y Señorío de Jesucristo; y que Dios ordenó a la familia como una institución social diseñada para reflejar Su imagen en la tierra, para traer la tierra a la sumisión a Su plan, y para ser fructífera y multiplicarse (Efesios 5:22, 23; Génesis 1:27, 28).

Negamos que la familia sea nada más un contrato social o una relación de conveniencia inventada por los humanos sin responsabilidad para con Dios, y que el matrimonio Cristiano deba ser auto-centrado de manera hedonista (Hebreos 13:4; 2 Corintios 6:14; Efesios 5:21; Salmo 127:1; Proverbios 18:22).

2. Afirmamos que la definición Bíblica de familia es la familia nuclear de una pareja casada heterosexual con sus hijos naturales y/o adoptados, junto con las ramas familiares que consisten de todas las familias nucleares que desciendan de ancestros comunes. (La Biblia también usa los términos clan, tribu y nación para estos grupos más grandes. Vea los varios usos de la palabra Hebrea mischpachah [e.g., Jueces 18:2; Amós 3:1].)

Negamos que la Biblia acepte alguna otra definición de familia, tal como el tener en común una casa por parte de socios homosexuales, y que las leyes de la sociedad deban ser modificadas en alguna manera para ensanchar la definición de familia o matrimonio más allá de la definición Bíblicamente entendida de matrimonio heterosexual, relaciones de sangre y adopción.

3. Afirmamos que Dios tiene como propósito el que cada familia Cristiana trabaje enérgicamente para el avance de Su reino; que este propósito se cumple por la unidad entre esposo y esposa, por medio de tener y educar a los hijos como Cristianos, del evangelismo que tiene como eje el hogar, la hospitalidad y otros ministerios de misericordia basados en el hogar, y entrenando líderes Cristianos como cabezas piadosas de sus hogares como prerrequisito para que ostenten oficios eclesiásticos (Génesis 1:27, 28; Mateo 28:18-20; Deuteronomio 6:7; 11:19; 1 Timoteo 2:15-3:13; 1 Corintios 7:21; Salmo 127, 128).


Negamos que el hogar sea nada más que una “estación de paso” donde los miembros de la familia llenan sus propias necesidades, y que las funciones de la familia deban ser transferidas a otras instituciones en detrimento del plan de Dios y de la libertad del ser humano.

4. Afirmamos que cada familia, siendo diferentes en circunstancias, individuos y dones tiene un propósito y un significado únicos en el plan de Dios (Filipenses 1:27, 28; 1 Corintios 12:12- 27).

Negamos que algún miembro de la familia pueda, de manera legítima, ir en pos de metas individuales auto-centradas y egoístas a expensas de las necesidades genuinas de la familia; que el plan básico de Dios, incluyendo Su diseño de que las familias sean productivas para Su reino, ya no se aplique más a este tiempo y época; y que algunas familias existan para aquello para lo cual el plan de Dios no se aplique.



LA SANTIDAD DE LA SEXUALIDAD, RESERVADA PARA EL MATRIMONIO



5. Afirmamos que Dios diseñó la hermosa bendición y unión espiritual de la relación sexual para ser reservada exclusivamente para un hombre y una mujer dentro del matrimonio (Hebreos 13:4; 1 Corintios 7:1-9; Proverbios 5:15; Romanos 1:27; Gálatas 5:20, 21; 1 Timoteo 4:1-3).

Negamos que las relaciones sexuales premaritales y extramaritales, la promiscuidad, el adulterio, el homosexualismo, la bestialidad, el exhibicionismo, la pornografía, las relaciones sexuales entre adultos y niños, y el entretenimiento basado en los actos sexuales, la masturbación y otras desviaciones sexuales deban ser sancionadas o aceptadas como “normales” o legales, aún si son realizadas en la privacidad personal o por el consentimiento de la pareja o en soledad; y que cualquier conducta sexual que se desvíe de la norma de la heterosexualidad marital y amorosa pueda ser considerado como un patrón de por vida maduro, incapaz de ser tratado médicamente o aceptable incluso si el individuo involucrado no quisiese cambiar.

6. Afirmamos que la soltería célibe puede ser el propósito de Dios para un adulto, provista para el servicio o el ministerio efectivo; tal llamamiento se caracteriza siempre por la gracia de Dios de manera que la pureza sexual pueda ser mantenida; y que tales personas solteras con personas totales en el orden creativo de Dios (Mateo 19:10, 11; 1 Corintios 7:7, 8, 25-27, 32).


Negamos que la soltería deba ser una fase hedonista del desarrollo del adulto durante el cual una persona egoístamente sirva únicamente a sus propios intereses; que la soltería deba ser infeliz, sin sentido de realización o reservada para aquellos físicamente poco atractivos; y que la soltería indique tendencias homosexuales.



ROLES Y RELACIONES EN LAS FAMILIAS


EL HOMBRE: SU LIDERAZGO



7. Afirmamos que en el orden de Dios del gobierno de la familia Cristiana Cristo es la Cabeza del hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer como Cristo es la Cabeza de la Iglesia, habiéndose dado a Sí mismo en amor para su redención; que el esposo debe mirar constantemente a Cristo en busca de dirección; y que el liderazgo del esposo requiere compromiso hacia su esposa, sacrificio desinteresado hacia ella, el espíritu de un siervo, reforzamiento de sus cualidades únicas y un amor activo en cuidar, valorar y proveer para ella (Efesios 5:21-25; Filipenses 2:5-11; Mateo 20:28; Colosenses 3:18, 19; 1 Timoteo 3: 11, 12; 1 Corintios 11:3; 14:34, 35; 1 Pedro 3:7).

Negamos que el esposo deba ejercer su autoridad sobre su esposa por medio de palabras o acciones que rebajen su dignidad como persona de igual valor y estima ante Dios; y que un hombre pueda servir mejor a su familia atendiendo primero sus propias necesidades en lugar de poner primero las necesidades de su familia.

8. Afirmamos que el esposo tiene la declaración final en cualquier disputa familiar, en tanto que no viole los principios Bíblicos; que el liderazgo de un esposo es irrevocable; y que si el esposo está incapacitado, la esposa puede ejercer su autoridad (la de él) como su suplente, no como su reemplazo (Efesios 5:22-6:4).

Negamos que un esposo deba ganarse el derecho al liderazgo; que pueda ser depuesto por su esposa; y que pueda negar su liderazgo con el propósito de evadir las responsabilidades que lo acompañan.



SU AUTORIDAD


9. Afirmamos que la autoridad de un hombre como cabeza de su esposa le es delegada por Dios; que esto significa que su legítima autoridad sobre su esposa a lo que la Palabra de Dios le permita; y que toda autoridad es establecida por Dios y nadie, ni institución social alguna, tiene el derecho de ejercer alguna autoridad contraria a las leyes de Dios o a los límites que Dios ha establecido para el oficio del hombre en la familia (Romanos 13:1; Efesios 5:22-33).

Negamos que su posición de liderazgo le dé al hombre el derecho de dirigir a su esposa hacia el pecado; que las esposas deban obedecer a sus esposos cuando eso requiera desobedecer la enseñanza de las Escrituras; y que las esposas deban usar los límites Bíblicos sobre la autoridad de los esposos como oportunidades para quejarse y socavar la autoridad de sus esposos (1 Pedro 3:1-6); y que Dios desee que un hombre se enseñoree sobre su familia de una manera poco cariñosa y antibíblica (Colosenses 3:19, 21; Efesios 6:4).



SU TRABAJO


10. Afirmamos que un hombre sano debe hacer todo esfuerzo razonable para sostener a su Familia continuamente (1 Timoteo 5:8; Génesis 3:17-19); que la esposa puede incrementar el ingreso de la familia por medio de la administración efectiva de los recursos o, con el consentimiento del esposo, por medio del hacer negocios con base en el hogar (Proverbios 31:10-31); y que en casos de crisis financiera familiar, la esposa puede, con la aprobación de su esposo, aceptar un empleo temporal externo, pero que la familia debiese ver esto como una esclavitud, buscar liberarse de ello y pedirle a Dios la liberación (1 Corintios 7:21-23).

Negamos que cualquier hombre deba forzar a su esposa a abandonar su llamado en el hogar por causa de la mera ganancia financiera innecesaria para la supervivencia física mínima, y que la esposa deba ofrecerse voluntariamente a ello (1 Timoteo 5:8; Efesios 5:5); que las trampas del estilo de vida de la clase media sean necesidades que justifiquen el forzar a la esposa a trabajar fuera del hogar (1 Timoteo 6:8); y que proveer para las necesidades físicas de su familia excuse al hombre de supervisar los asuntos de su casa, proveer dirección espiritual y asistencia material a su esposa, proveer para las necesidades físicas de los ancianos, los incapacitados o padres o suegros involuntariamente pobres, o supervisar el desarrollo espiritual y moral de sus hijos (1 Timoteo 3:4; 1 Pedro 3:7; Efesios 5:28, 29).



SU LIDERAZGO ESPIRITUAL


11. Afirmamos que un hombre Cristiano, como cabeza de su familia, debe alimentar a sus miembros espiritual y moralmente; que debe proteger a su familia, orar diligentemente por su protección y buscar regularmente la bendición del Señor para ellos (1 Timoteo 2:8; 1 Tesalonicenses 5:17; 1 Pedro 3:7); y que debe educar espiritualmente a sus hijos y conducirlos en el camino de la devoción por medio de la instrucción directa y constante, dirigiéndolos en la adoración, permaneciendo accesible e involucrado de manera cariñosa con ellos, y reflejando a Jesucristo por medio de su ejemplo (Deuteronomio 6:7; 11:19; Efesios 6:4; Salmo 34:11; 78:5,6).

Negamos que Dios le permita a un hombre abandonar deliberadamente a su esposa, en las manos de la Iglesia, o a cualquier otra persona o institución, la responsabilidad de enseñarles a sus hijos regularmente acerca de Dios, y orar por su protección.


12. Afirmamos que cuando no haya un esposo Cristiano para liderar espiritualmente la familia, la mujer del hogar debe asumir la responsabilidad según Dios la capacite (e.g., Lidia, Hch. 16:15, Loida y Eunice, 2 Timoteo 1:5, cf. Hch. 16:1).

Negamos que la familia sea nada más una colección de individuos que deban valerse por ellos mismos de manera física, espiritual o moral.



LA MUJER: SU SUMISIÓN


13. Afirmamos que Dios llama a la esposa a someterse por voluntad propia en obediencia amorosa y respeto hacia su esposo como la Iglesia se somete ella misma a Cristo (Efesios 5:22-24; Colosenses 3:18); y que las esposas con esposos no Cristianos son llamadas por Dios a ser un testimonio a sus esposos por su obediencia gentil y sumisa, y a no cansarlos con críticas constantes (1 Pedro 3:1-5).

Negamos que la esposa deba socavar el liderazgo del esposo; que la sumisión requiera que una esposa renuncie a su propia responsabilidad moral, a realizar cualquier acto pecaminoso, o a abstenerse de prácticas ordenadas por Dios en obediencia a las exigencias antibíblicas de su esposo (1 Pedro 3:6); que la sumisión le prohíba a una esposa a reprender con respeto y amor a su esposo Cristiano como una hermana en el Señor (Efesios 5:21; Colosenses 3:16); que sea sabio que una esposa continúe reprendiendo a su esposo después que claramente la ha escuchado una vez; y que la enseñanza de la Biblia con respecto a la sumisión de la mujer se aplique a cualquier otra relación – además de con su esposo – o a los hombres que enseñen en la Iglesia.



SU LABOR


14. Afirmamos que la principal responsabilidad de una madre es cuidar de sus niños pequeños; que la responsabilidad de la esposa es administrar el hogar y convertirlo en un centro de ministerio (1 Timoteo 5:10, 14; Tito 2:3-5; Proverbios 31:10-31); por tanto, los medios Cristianos de comunicación no debiesen describir con romanticismo las carreras externas para las madres con niños pequeños; y que la Iglesia debe elogiar a las esposas y madres piadosas que trabajan en el hogar como modelos de conducta.

Negamos que las madres casadas con niños pequeños deban buscar roles como proveedores económicos masculinos; que las esposas Cristianas deban colocar la idea de auto-realización a través de las carreras que el mundo tiene antes del llamado de Dios (Mateo 16:24-26; Marcos 8:34, 35; Lucas 9:23-26); que seguir los mandamientos de Dios en esta área signifique explotación de las mujeres; y que únicamente las mujeres con carreras externas sean “mujeres trabajadoras” mientras que las otras son “parásitos” sociales y económicos.



PADRES E HIJOS


15. Afirmamos que los hijos son una bendición del Señor, de un valor más allá de lo que puede medir la capacidad humana, y deben ser bienvenidos con gozo al seno de la familia como dones preciosos que provienen de Él; que los hijos pertenecen únicamente a Dios, con los padres como sus mayordomos ordenados por Dios; y que Dios le da a los padres la responsabilidad principal y la autoridad para la educación y para el bienestar físico, social, emocional y espiritual de los hijos (Génesis 33:5; Salmo 78:1-8; 127:3-5; Proverbios 17:6; 1 Timoteo 2:15; Efesios 6:1-4; Deuteronomio 4:9; 6:1-9).

Negamos que los padres deban adoptar el espíritu secular anti-niños de la cultura que promueve el abuso, el descuido, la explotación, la ausencia o la inaccesibilidad paterna, la falta de supervisión, la paternidad social en lugar de la crianza de la familia, la excesiva segregación por la edad y la influencia de los iguales sobre los niños, el uso de las necesidades de los niños como peones políticos, la educación de los niños como experimento social y la usurpación gubernamental de las responsabilidades paternas; y que los niños deban ser tratados como un mal que deba ser abortado o impedido, como una carga financiera que deba ser soportada o limitante, o la propiedad ya sea de los padres o del estado.

16. Afirmamos que los padres deben reflejar la rectitud, justicia, misericordia y amor de Dios en la disciplina, entrenamiento y cuidado de los hijos menores (Proverbios 22:6; 29:15; 1 Samuel 3:13; Salmo 78:1-8; 2 Timoteo 1:5; 3:15; 2 Corintios 12:14; Efesios 6:1-4).

Negamos que el estado tenga derecho alguno de socavar o quitar la justa autoridad de los padres, ordenada Bíblicamente, o reclamar o usurpar – de padres que no han sido convictos de abuso o abandono infantil – su rol primordial como educadores, proveedores y protectores de los niños.


17. Afirmamos que Dios manda a todos los hijos a honrar a sus padres y a los hijos menores manda obedecerles en el Señor; que la Escritura les da a los padres el derecho y la responsabilidad de hacer cumplir la obediencia a través de la disciplina, incluyendo la disciplina corporal (Deuteronomio 5:16; 2 Samuel 7:14, cf. Proverbios 3:11, 12; Proverbios 13:24; 22:15; 23:13; 29:15); y que el entrenamiento en la obediencia piadosa es el fundamento del autogobierno personal y de todos los gobiernos civiles de los hombres y las mujeres libres.

Negamos que la familia deba ser una democracia; que la obediencia que se hace cumplir en amor sea dañina para el niño; y que el gobierno civil tenga derecho alguno de definir la disciplina corporal sabiamente administrada como “abuso infantil” o que permita a los niños “divorciarse” de sus padres.



FORMANDO NIÑOS HACIA LA MADUREZ


18. Afirmamos que la meta de la paternidad Cristiana debe ser presentar a los hijos ante el Señor como adultos responsables y espiritualmente maduros para el momento que alcancen su plena madurez física (Lucas 2:41, 42).

Negamos que la adolescencia deba ser artificialmente prolongada más allá de la plena madurez física; que los adolescentes tengan el derecho de ser irresponsables y centrados en sí mismos; y que sus mayores deban esperar o permitan tal conducta de parte de ellos.



LOS ABUELOS, LOS PARIENTES ANCIANOS O INCAPACITADOS


19. Afirmamos que la familia debe proveer cuidado amoroso emocional, espiritual y físico para sus miembros ancianos dependientes o incapacitados, y debe respetarlos reconociendo sus años de experiencia y potencial para enseñar sabiduría a aquellos que son más jóvenes (1 Timoteo 5:4-8; Mateo 15:1-9); que Dios tiene un propósito para los abuelos y para los otros parientes ancianos (Gálatas 6:10); y que los abuelos son responsables de enseñar primero a sus hijos adultos cómo enseñar a sus nietos, y segundo, ayudar a garantizar que esto realmente ocurra (Salmo 78:1-8).

Negamos que la sociedad deba abusar o ignorar a los miembros de la familia ya ancianos o incapacitados, a considerarlos como personas sin valor o como mera carga, o a apresurar sus muertes por medio de la “eutanasia” o cualquier otro medio; y que la ancianidad deba ser un tiempo para la búsqueda individual y egoísta.

20. Afirmamos que los parientes incapacitados debido a la edad o por cualquier otra incapacidad tienen el derecho de encontrar reposo y cuidado en los hogares de sus hijos u otros miembros cercanos de la familia de ser posible médica o físicamente, y que los Cristianos debiesen proveer para sus parientes incapacitados (1 Timoteo 5:4, 8, 16), y para las personas ancianas en aflicción no necesariamente parientes (Santiago 1:27).

Negamos que los ancianos deban ser vistos como una molestia y ser rechazados para no habitar con sus hijos porque sean una carga o una inconveniencia (cf. el libro de Ruth); y que las personas mayores con cuerpos y mentes razonablemente sanas deban esperar que otros les apoyen en un estilo de vida ocioso o egoísta (1 Tesalonicenses 4:11; 2 Tesalonicenses 3:10).



MATRIMONIO: ELECCIÓN Y COMPROMISOS


21. Afirmamos que el hombre que desee casarse debiese consultar el consejo sabio, incluyendo el
de su familia (Proverbios 15:22), y escoger su esposa bajo la dirección de Dios en busca de un carácter piadoso (centrado en Dios) e idoneidad como socia en su llamado [de él] (Génesis 2:18, 20-21; Proverbios 18:22; 31:10-31; 1 Corintios 7:28, 36).

Negamos que los Cristianos deban casarse con no-Cristianos, y que el atractivo sexual u otras consideraciones carnales deban dictarle a un Cristiano su escogencia de pareja (1 Corintios 7:39; 2 Corintios 6:13-14; Proverbios 31:30).

22. Afirmamos que los votos matrimoniales son un pacto solemne y sagrado entre ambos contrayentes y Dios; que es deplorable cuando no se hace valer estos votos por medio de la ley o por la Iglesia y han perdido así significado; que las sanciones Escriturales debiesen ser requeridas de aquellos que quebrantan los votos matrimoniales de manera antibíblica; y que la Iglesia debe trabajar para restaurar el pleno reconocimiento del matrimonio como un pacto legal obligatorio bajo Dios.

Negamos que la Iglesia y el estado no tengan la responsabilidad de hacer valer los votos que ellos administran.



DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO


23. Afirmamos que, al casarse, un Cristiano acuerda asumir las imperfecciones del cónyuge; por tanto, esas imperfecciones no pueden ser interpretadas como razones para el divorcio; que puede que haya un cónyuge inocente en un divorcio, pero nunca dos; que el perdón de Dios puede extenderse a cualquier pecado relacionado con el divorcio; que el perdón de Dios es otorgado a aquellos que humildemente se arrepienten delante de Él y reciben a Jesucristo como Salvador y Señor; que el arrepentimiento puede requerir la reconciliación con un cónyuge injustamente divorciado u otra prueba tangible de un cambio de corazón; y que la Iglesia debe requerir pruebas de arrepentimiento antes de restaurar a la persona divorciada al compañerismo.

Negamos que haya alguna base Bíblica para el divorcio “sin culpa”; que la sociedad y la ley deban sancionar el divorcio “sin culpa” basándose en la demanda; y que Dios le requiera a la Iglesia restaurar al compañerismo a aquellos que no muestren ninguna señal de arrepentimiento o disposición y esfuerzo para hacer restitución al cónyuge herido.


24. Afirmamos que, dado que el nombre de Dios es invocado en una boda Cristiana, tal matrimonio no puede ser quebrantado sin traer vergüenza al nombre de Dios (Mateo 19:6; Éxodo 20:7; Mateo 5:33-37); que la intención de Dios para el matrimonio en la creación fue un hombre para una mujer hasta que la muerte los separara; que la destrucción de las relaciones matrimoniales es una infracción del pacto que desagrada a Dios; y que aunque la Escritura presenta bases para él Dios todavía odia el divorcio (Malaquías 2:16).

Negamos que terminar un matrimonio en divorcio glorifique o agrade a Dios.


25. Afirmamos que el matrimonio es de por vida y que nadie debería entrar en él a la ligera (Mateo 19:9, 10); y que la Escritura reconoce una sola justificación para el divorcio (el adulterio de uno de los cónyuges, Mateo 5:27-32), y otra posible justificación (la deserción del cónyuge, que puede entenderse como una forma de adulterio, 1 Corintios 7:10-15), y que solamente aquellos divorciados por estas razones pueden aspirar a un nuevo matrimonio de manera legítima.

Negamos que cualquier persona divorciada por cualquier razón diferente a estas pueda ser considerada como alguien que haya pasado por un divorcio Bíblicamente sancionado.


26. Afirmamos que cuando ocurre el divorcio debemos extender la compasión hacia el cónyuge injustamente divorciado si hay alguno (a), y nuestro perdón y el perdón de Dios donde sea apropiado (Mateo 19:5-9; 1 Corintios 7:10-13).

Negamos que el divorcio haya sido jamás una intención de Dios en la creación, y que el divorcio deba ser un sustituto de los esfuerzos sostenidos, incluso de por vida y concertados para resolver los conflictos maritales, para perdonarse unos a otros y para servirse mutuamente y proveer para las necesidades de unos y otros.



FAMILIAS QUEBRANTADAS


27. Afirmamos que el Cuerpo de Cristo debe mostrar una gran compasión y apoyo a las familias quebrantadas con niños pequeños, sea que la ausencia de un padre sea debida a la muerte, al divorcio, la deserción, o por adopciones otorgadas a padres solteros, y que la gracia, la fortaleza, el perdón y el pastoreo de Dios están siempre disponibles para aquellos que le buscan de manera humilde y en espíritu de arrepentimiento (Oseas; Proverbios 5:18; Efesios 5:23, 24, 32; Marcos 10:2-12; Eclesiastés 9:9; Romanos 7:2; Mateo 5:2; 19:1-12; Santiago 4:1-3).

Negamos que las familias con un solo padre/madre estén inevitablemente condenadas al fracaso, y que la familia de Dios pueda justificadamente evitar o rechazar a un Cristiano que haya sido víctima de un divorcio o haya perdido a su cónyuge, excepto donde la disciplina de la Iglesia haya sido llevada a cabo de manera Bíblica y que la persona no se haya arrepentido.


LA ADOPCIÓN


28. Afirmamos que adoptar un niño puede ser un llamado especial de Dios; que la adopción puede ser una bendición para la familia y para el niño adoptado; y que los Cristianos que consideran la adopción deben considerar al niño físicamente incapacitado o poco atractivo (1 Samuel 16:7; Gálatas 2:6; Santiago 2:1).

Negamos que la adopción deba ser una respuesta automática a la infertilidad, al deseo de evitar el embarazo, o a cualquier otra razón centrada en los padres; y que las parejas infértiles sean ciudadanos de segunda clase en el Reino de Dios (Génesis 15:2; 16).


PADRES NO CASADOS Y SUS HIJOS


29. Afirmamos que Dios ha dado los hijos a sus propios padres; que la Iglesia debe por lo general estimular a los padres a criar y educar a sus propios hijos; y que en aquellos casos trágicos en los que una madre embarazada no casada haya decidido que no puede o no va a conservar y cuidar de su propio niño, la Iglesia puede recomendar, justa y sabiamente, que dé la custodia única al padre del niño si estuviese dispuesto o que dé el niño en adopción.

Negamos que la Iglesia deba aconsejar automáticamente a los padres no casados a entregar sus hijos en adopción en lugar de animarles primero a considerar como podrían cumplir su responsabilidad para su propia carne y sangre.



RELACIONES FAMILIARES RELACIONES FAMILIARES


30. Afirmamos que todos los miembros de la familia, como todos los otros seres humanos, son caídos e imperfectos y necesitados de perdón y redención por parte de Dios, y perdón por parte de los demás miembros de la familia, y que los Cristianos debiesen esforzarse por mostrarles la misma cortesía a los miembros de la familia que le muestran a aquellos fuera de la familia (Santiago 2:8, 9), manifestando amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y auto-control hacia los miembros de la familia (Gálatas 5:22, 23).

Negamos que los miembros de la familia deban comportarse de manera auto-justificante o negándose el perdón los unos a los otros, y que un Cristiano tenga menos necesidad de autocontrol y cortesía en el hogar de la que tiene en el mundo exterior (Gálatas 5:13-24; I Corintios 13).


31. Afirmamos que el concepto Bíblico del amor incluye la crianza, el sustento, el consuelo, el cuidado, el contacto físico y la expresión verbal del respeto interno como actos de amor entre los miembros de la familia; que los miembros de la familia deben amarse, animarse, apoyarse, protegerse, consolarse, respetarse, perdonarse y cuidarse cariñosamente unos de otros; y que los miembros de la familia deben tomarse el tiempo para expresarse afecto y respeto los unos a los otros de manera física y verbal (1 Corintios 13; Marcos 10:14; Efesios 6:4; Isaías 40:11; Salmo 27:11).

Negamos que los miembros de la familia deban darse por sentado los unos a los otros o privarse unos a otros del amor necesario.

32. Afirmamos que la familia sujeta a Dios es un organismo que funciona unido hacia metas comunes; que Dios le da a los miembros de la familia diferentes roles y habilidades; que aquellos en autoridad en las familias pueden, reconociendo las diferencias en roles, dones y habilidades, requerir ayuda de los talentos o de la sabiduría de aquellos puestos bajo su autoridad sin comprometer su propia autoridad (e.g., un esposo puede diferir algunas veces con la sabiduría o juicio de su esposa sin comprometer su posición de liderazgo); y que un padre puede aceptar la sugerencia sensible de un hijo sin comprometer la autoridad paterna.

Negamos que la familia sea una dictadura (I Pedro 5:2, por analogía); que un miembro de una familia deba manipular, aplastar o reprimir a otro miembro tratándolo como si no fuera una persona o ignorando sus necesidades y dones; y que un esposo o esposa debiliten su autoridad por diferirla al juicio santificado de aquellos que se hallen bajo su propia autoridad (Proverbios 12:15).

33. Afirmamos que los resultados tanto del pecado como de la impiedad afectan a las subsiguientes generaciones familiares, y que por tanto los padres Cristianos deben esforzarse para darles a los hijos un fundamento más Bíblico que el que ellos mismos tuvieron para que la Iglesia pueda crecer y no decaer (Deuteronomio 5:9, 10, 16; Jeremías 35:18, 19; Salmo 78:1-8; 51:5; Lamentaciones 5:7; Éxodo 20:5; Hechos 2:39).

Negamos que los padres tengan poco o ningún impacto sobre las vidas de sus hijos y de las generaciones subsiguientes.

34. Afirmamos que el principio gobernante de toda la interacción familiar debiese ser un amor justo y Bíblico ejercido a través del poder del Espíritu Santo y entregado a pesar del desempeño, actitud o circunstancias, y que este amor se expresa al poner las necesidades de los otros miembros de la familia antes que las propias (Juan 15:22; 13:35; 1 Corintios 13; Colosenses 3:14; Filipenses 2:1-4).

Negamos que las actitudes egoístas de los miembros individuales de la familia – que destruyen la unidad marital, perturban la unidad familiar, conducen al descuido de las necesidades de los cónyuges o de los hijos, e interfieren con el ministerio a los otros – sean justas en algún momento.


PECADOS CONTRA LA FAMILIA


EL ABORTO Y EL INFANTICIDIO, LA EUTANASIA Y LA DISCRIMINACIÓN EN EL TRATAMIENTO MÉDICO


35. Afirmamos que toda la vida humana es santa y tiene un valor intrínseco dado por Dios – más allá de ser medida por la habilidad humana – debido a que porta la imagen de Dios, sin consideración de raza, edad, género, status prenatal o impedimento físico o mental (Mateo 6:25; 10:31; Génesis 2:7; 9:5, 6; Salmo 139:14; Jeremías 1:5).

Negamos que el valor de la vida humana haya de ser medido por su “calidad;” que el aborto a petición, el infanticidio, la eutanasia o la discriminación en el tratamiento médico en contra del incapacitado, el muy joven, o el muy anciano sea justa en algún momento; y que alguna raza o género tenga un valor intrínseco mayor que algún otro.


36. Afirmamos que todo ser humano comienza la vida a partir del momento de la concepción; que el cigoto, el embrión y el feto debiese, por lo tanto, recibir protección plena de la ley (Salmo 139:14, 15; Jeremías 1:5; Éxodo 21:22-25); que matar el cigoto, el embrión o el feto por medio del aborto o alguna otra forma de violencia es asesinato; que la remoción del cigoto, el embrión o el feto del vientre está justificada únicamente cuando dejar al niño en el interior de la madre causaría la muerte tanto de la madre como del niño; que la Iglesia debiese fomentar la investigación para mejorar las oportunidades de supervivencia para un bebé que haya sido removido de esta manera; y que ningún niño debe ser privado de alimentación o del cuidado médico necesario después del nacimiento por razón alguna (Deuteronomio 5:17).

Negamos que, ya sea la madre, el padre, el gobierno civil, o alguna otra persona o institución tenga un derecho moral para decretar la muerte por aborto de algún niño por razón alguna, sea social, económica, psicológica, etc.


37. Afirmamos que los hombres y las mujeres ya ancianos tienen valor a los ojos de Dios y tienen el mismo derecho a la vida dado por Dios como las otras personas, y que la “eutanasia” – tomar la vida de una persona ya sea a través de la acción positiva o el descuido – es, por lo tanto, asesinato.


Negamos que la vida haya de ser valorada por su utilidad en la sociedad; que las personas ya ancianas, aún aquellos muy severamente incapacitados, sean personas sin valor; y que los ancianos deban ser usados para experimentos médicos sin su consentimiento.


LA FAMILIA Y LA IGLESIA LA FAMILIA Y LA IGLESIA


38. Afirmamos que los hijos de los creyentes deben recibir su instrucción espiritual básica de parte de sus propios padres, con la ayuda de los miembros de más edad de la familia y la Iglesia; que a los hijos de los no creyentes se les debe proveer la oportunidad de recibir instrucción espiritual por parte de la Iglesia con aprobación paterna; que los adultos reciben su preparación para los roles en la iglesia por medio de la administración exitosa de sus propias familias; y que los adultos solteros pueden beneficiarse al ser recibidos en los grupos familiares de la iglesia como un medio de ministrar y ser ministrados (Deuteronomio 6:7; 11:19; 1 Timoteo 3:4; Tito 1:6; 2:3-5; Salmo 68:6).

Negamos que las iglesias deban de tratar de reemplazar a los padres Cristianos o al hogar en el entrenamiento; que los programas de la iglesia deban interferir con la vida familiar fundamentada Bíblicamente; y que las iglesias deban estimular el cuidado infantil institucionalizado para niños con dos padres capaces.

39. Afirmamos que las iglesias deben buscar establecer ancianos que sean escrituralmente calificados como modelos razonables de Cristo en las relaciones familiares, que sean capaces de entrenar a otros en el liderazgo familiar, quienes inviten regularmente a su hogar a los miembros de su rebaño, y que sean responsables de entrenar a aquellas familias bajo su cuidado en las cualidades que les capaciten para convertirse en líderes de la iglesia (1 Timoteo 3:1-5; Tito 1:6-9; Efesios 5:25-33; 6:4).

Negamos que solamente el entrenamiento institucional sea suficiente calificación para dirigir la Iglesia de Cristo; que el entrenamiento para el liderazgo deba excluir la familia del hombre; que las familias sean un impedimento para el ministerio; y que las iglesias deban demandar o esperar que los hombres casados pasen un tiempo excesivo lejos de sus hogares (1 Timoteo 3:4; Tito 1:6; 2:3-5).


LA FAMILIA Y EL ESTADO


40. Afirmamos que Dios le da a la familia responsabilidades civiles, incluyendo el dar a luz a los niños, alimentarles, entrenarles y proveer para sus necesidades, lo mismo que proveer para las necesidades físicas, proteger la vida y cuidar de los miembros incapacitados de la familia, y ayudar a los necesitados de la comunidad a través de la hospitalidad y actos de misericordia; y que toda familia Cristiana debe esforzarse para cumplir estas responsabilidades, y si necesita ayuda debiese buscarla primero en las ramas familiares y luego en la Iglesia (Génesis 1:27, 28; Deuteronomio 5:19; 6:7; 11:19; 2 Corintios 9:7; 1 Timoteo 5:4, 8, 16; 3:2; Proverbios 31:20).

Negamos que el estado tenga derecho alguno de socavar o eliminar la justa autoridad de los padres en una familia o que reclame el rol de educador, proveedor, o protector de los niños o de otros miembros de la familia, excepto en casos judicialmente comprobados de abuso, descuido o abandono o a petición de la familia.

41. Afirmamos que Dios le otorga al magistrado el poder de castigar las malas acciones y de fomentar la buena conducta; que los crímenes que ocurran en la familia deben ser castigados justamente; y que el estado debiese promover un ambiente social, económico y físico que propicie la vida familiar (Romanos 13:3, 4).

Negamos que el estado tenga el derecho de establecer estándares extra-bíblicos con respecto a quiénes pueden casarse, quiénes pueden tener hijos, cómo los niños han de ser disciplinados y educados, y cómo los esposos y las esposas u otros miembros de la familia puedan relacionarse los unos con los otros; que Dios le conceda a los gobiernos civiles el derecho de coartar su libertad económica a través de una política de impuestos que fomente la ruina (incluyendo el robarle a las viudas y a los huérfanos por medio de los impuestos a la herencia), leyes opresivas respecto al uso de la tierra, o el favoritismo para las grandes corporaciones; o que el estado deba legalizar o financiar el aborto, el infanticidio o la eutanasia.

42. Afirmamos que el abuso sexual y la privación deliberada por parte de los padres de refugio, vestido, alimentación, sueño, o del cuidado médico esencial para los niños, poniendo en peligro de este modo sus vidas y su salud física, debiesen ser tratadas como un asalto ilegal o como intento de asesinato y los ofensores deben ser castigados en consecuencia por el gobierno civil y ser disciplinados por la Iglesia.


Negamos que el estado tenga derecho alguno de imponer estándares no realistas sobre las familias; que las así llamadas ofensas de “abandono emocional,” “abuso emocional,” “abandono educativo,” etc., que forman el grueso de los reportes confirmados de “abuso y abandono infantil,” sean, de hecho, crímenes contra los niños; que el estado tenga derecho alguno de administrar penas criminales o usurpar la custodia en casos de negligencia excepto cuando la vida o la salud física del niño estén obviamente en peligro; y que el estado deba alguna vez administrar penas criminales o usurpar la custodia en casos donde la única acusación atañe a la salud mental, puesto que el estado no puede mandar cuáles creencias o actitudes particulares son saludables o aceptables. Negamos además que la negligencia involuntaria causada por la pobreza u otras circunstancias incontrolables deban ser tratadas alguna vez como un crimen, y que incluso las familias pecaminosas sean más ayudadas con la amenaza de quitarles a sus hijos en lugar de la oración, la instrucción piadosa y la ayuda amorosa.

43. Afirmamos que la violación es un pecado y un crimen no importa quién sea la víctima, pero especialmente cuando es perpetrada contra un niño, y que los violadores deben ser juzgados y castigados como criminales (Deuteronomio 22:23-27; Levítico 18).

Negamos que el incesto sea meramente un “tabú” social; que las así llamadas violaciones “no violentas” o la violación “de cita” (cometida durante una cita) no sean criminales; que los padres deban ser condenados como abusadores sexuales en ausencia de evidencias convincentes; que el gobierno civil deba consentir en una “cacería de brujas” contra el abuso sexual, solicitando reportes anónimos o acusando a personas sin evidencia convincente; que el gobierno deba sembrar desconfianza por los padres en las mentes de inocentes niños (Deuteronomio 18:15); que los padres que demuestren su cariño hacia sus hijos deban ser tratados como criminales; que los abrazos, los besos, y otras formas de afecto por parte de los padres que no involucren estimulación sexual sean abuso sexual; y que los violadores deban recibir consejería, libertad bajo palabra, o ligeras sentencias de cárcel en lugar del castigo dictado por la Biblia.

44. Afirmamos que la pena escritural por los crímenes genuinos contra los niños cae solamente sobre el perpetrador, no sobre otros miembros de la familia o la víctima.

Negamos que los niños deban ser retirados de la custodia del cónyuge que no es el ofensor.


45. Afirmamos que las nalgadas Bíblicas pueden causar magulladuras temporales y superficiales o verdugones que no constituyen abuso infantil, pero que la brutalidad comprobada contra un niño que resulte en la desfiguración permanente o en heridas serias debe ser castigada por la ley (Éxodo 21:23, 24; Proverbios 13:24; 22:15; 23:13, 14).

Negamos que el derecho y la responsabilidad de administrar disciplina le dé alguna vez a los padres el derecho de herir seriamente a sus hijos.